Almudena Sanz

Madrileña de corazón oculta bajo nórdicas apariencias, creció viendo cine clásico. Un día, cuando aún no había parado de crecer, después de contemplar los créditos finales de una película de Hithcock se planteó por primera vez la ilusión de respirar el aire que se ventila detrás de las cámaras. Así es como terminó estudiando Comunicación Audiovisual. Poco tiempo después sintió la llamada de una antigua cámara réflex que acumulaba polvo en un armario y así fue como llegó a Aventuras Visuales, preparada para aprender a escribir con luz, fotografía. Tan intensa fue la experiencia que se quedó con nosotros dos años estudiando fotografía y apuntándose a cualquier bombardeo en el campo de batalla del audiovisual… y aquí sigue cual grumete de agua dulce, bombardeando...